Maternidad pura y dura
¡Hola a todas/os!
Ya hace días que veo que cada vez hay más blogs que hablan sobre maternidad. No es que quiera convertir el blog de Mamabepo en uno de ellos. Pero me he dado cuenta de la importancia que se le da a este tema y me pregunto …. ¿Por qué no contar la mía?
Algunos pensaréis… uf más de lo mismo… pero seguro que a otras les gustará ver que hay más madres que se sienten igual. Que están pasando por los mismos problemas, que tienen las mismas dudas, inseguridades … o por otro lado que comparten los mismos valores de la vida que tú. Pues bien, eso es lo que haré yo.
A partir de ahora iré colgando algún post de maternidad entre los de nuestros productos. Ya tengo ganas de empezar a compartir experiencias con todas las madres que me siguís y que valoraís mi trabajo.
Mi hijo ya tiene casi dos años, así que no sería lógico hablar ahora del posparto, etc. No descarto hacerlo en otro post.
Pienso que en el mundo de las redes sociales, parece que sólo puedan tener fama y ser bien valoradas las madres que han dejado su trabajo, para dedicarse plenamente a criar a sus hijos. Somos MUCHAS, las que durante el embarazo, el posparto, la lactancia y subir nuestros hijos, hemos seguido trabajando media jornada o jornada completa.
No porque no seamos igual de “buenas madres” que las que no trabajan. Sino porque somos autónomas, nos gusta nuestro trabajo o simplemente porque necesitamos ese dinero a fin de mes y no nos podemos permitir dejar de trabajar.
Madre que has dejado de trabajar, no te critico, al contrario, ojalá lo hubiera podido hacer yo, pero no ha podido ser.
Mi caso …
Ya lo conocéis un poco si habéis leído sobre Mamabepo. No puedo decir que esté orgullosa de como ha ido todo, siempre tendré esa espinita clavada por no haberlo podido hacer de otra manera, pero no fue posible.
Os haré un resumen … Cuando estaba embarazada de 5 meses mi padre tuvo un Ictus. Él era el puntal más fuerte de la familia, el que tiraba de las cuerdas del negocio, de la casa, etc. Esto fue un golpe muy duro para todos y ahora después de dos años pienso que todavía no lo hemos digerido.
Por suerte mi embarazo no se vio afectado por aquel susto. Yo me encontraba bien y mi hijo también, y así fue hasta que nació. Pero psicológicamente y físicamente, estábamos todos agotados.
Compaginar trabajo y embarazo …
Las tareas de la empresa se repartieron entre mi madre y yo. Como ya sabéis todas, a partir de los 5 meses de embarazo la cosa ya empieza a costar un poco más, por el peso, el cansancio …
Como me encontré bien hasta el último momento, trabajé hasta un par de días antes del parto. Digo esto, porque ya me pasaba de las 40 semanas. Estaba de 41 semanas y media y allí seguía, en pie de guerra, llevando adelante el negocio.
Dicen que las madres primerizas suelen tardar más en ponerse de parto. Puede que sea así, pero en mi caso, creo que fué por todo el estrés de los meses anteriores.
Lo que os decía antes … dejé de trabajar dos días antes de ponerme de parto porque básicamente, me pincé la ciática. No me extraña, porque tenía una panza, que ya ni mi espalda ni mis piernas podían aguantar.
Mi baja de maternidad duró las 6 semanas obligatorias para Sanidad y ya me pusé de nuevo a trabajar. Lo tuve que hacer así, porque no era un buen momento para contratar a nadie que me sustituyera.
El resto de baja la hizo mi marido. La suerte es que entre la baja de paternidad-maternidad y los horarios de su trabajo, pudimos esperar hasta que nuestro hijo tuvo 9 meses, para llevarlo a la guardería.
Ya veis que no todo el mundo puede tener una recuperación posparto como quisiera y estoy segura que como yo, hay muchas más madres en este mundo, que se han encontrado igual.
Miedos y pensamientos negativos, no ayudan …
Reconozco que mi posparto también fue muy bueno y positivo, sino, obligatoriamente hubiera tenido que alargar la baja. Pero me siento “mala madre” por no haber estado a su lado tanto tiempo como fuera posible.
Creo que esta angustia que tenía yo por dentro, él la notaba, porque muchas veces cuando yo lo cogía en brazos lloraba mucho y en cambio lo cogía su padre y dejaba de llorar. Me hacía sentir mal porque veía que se habían intercambiado los roles.
Entonces pensé que lo mejor sería que todo mi tiempo libre, aunque fuera muy poco, se lo dedicaría plenamente. Cantándole, jugando, con estimulación, cogiéndolo en brazos, dándole de comer …
Poco a poco, dejó de estar nervioso en mis brazos y empezó a valorar todo lo que yo le enseñaba y mostraba y así volvimos a recuperar el piel a piel entre madre e hijo.
En resumen …
En fin, que dura es la vida y la maternidad cuando las cosas vienen torcidas.
Espero no haberme hecho pesada con tanta letra y haber dado voz a más madres que se han encontrado en la misma situación.
Me encantaría que compartieráis conmigo casos iguales o similares.
Un fuerte abrazo a todas las SÚPER MADRES trabajadoras que luchan cada día para conciliar maternidad con trabajo.
¡Muaaa!